Diario de escritura
Llamadas : Es viernes, estoy merendando, suena el teléfono. “Hola, Lu! Como te cuesta agarrar el teléfono, eh” me dice mi abuela en tono juguetón del otro lado de la línea, le contesto que hablamos hace apenas tres días, a lo que ella replica que le parece una eternidad. La llamada dura una media hora -teníamos mucho de que hablar con tantos días incomunicadas-. Sábado: Son alrededor de las cuatro de la tarde, marco el único número fijo que sé, me contesta una voz dormida que apenas dice “¿hola?”, es mi abuelo, mi llamada interrumpió la siesta que estaba tomando, lo que me hace sentir un poco mal, pero que él me asegura que esta bien, que no me preocupe, que ya durmió lo suficiente. Hablamos poco tiempo pues siento que sigue cansado y sospecho que cuando la llamada termine volverá a la cama e intentará dormir otra vez. Domingo: Mientras estamos almorzando suena el teléfono. Mi padre se levanta de la mesa y atiende. “Hola suegra” dice, habla un rato y lo escucho