Reflexión: Monje-ayuda de escritorio
Luego de ver el video “Monje- ayuda de escritorio” se nos asignó la tarea de reflexionar sobre su contenido y hacer un breve comentario acerca de algún momento de nuestras vidas en el que hayamos sido asombrados por un primer encuentro con un medio o una forma de comunicación.
Después de pensarlo un tiempo, me acordé de la primera vez que tuve que realizar una presentación en el programa “Prezi” y cómo quedé maravillada con las distintas posibilidades que tenía a la mano para crear una estupenda y para nada aburrida clase de Literatura en cuarto año de la secundaria.
Debo decir, sí, me costó un poco “agarrarle la mano”, pero luego de recibir una pequeña clase introductoria al mundillo de las presentaciones en Prezi por parte de la profesora y también la ayuda de dos amigas, ya estaba completamente lista para armar la mejor y más cautivante lección sobre Borges de todo el curso.*
*Tal vez no haya sido la mejor ni la más cautivante lección sobre Borges del curso, tal vez, fue un poco aburrida -a quien engaño, era una lección oral sobre Borges para adolescentes de dieciséis años, por supuesto que les resultó una presentación aburrida.-
Tal vez haya modificado un poco los adjetivos en esta anécdota pero, sepan entender, fue sólo con el fin de que suene más emocionante.
Después de pensarlo un tiempo, me acordé de la primera vez que tuve que realizar una presentación en el programa “Prezi” y cómo quedé maravillada con las distintas posibilidades que tenía a la mano para crear una estupenda y para nada aburrida clase de Literatura en cuarto año de la secundaria.
Debo decir, sí, me costó un poco “agarrarle la mano”, pero luego de recibir una pequeña clase introductoria al mundillo de las presentaciones en Prezi por parte de la profesora y también la ayuda de dos amigas, ya estaba completamente lista para armar la mejor y más cautivante lección sobre Borges de todo el curso.*
*Tal vez no haya sido la mejor ni la más cautivante lección sobre Borges del curso, tal vez, fue un poco aburrida -a quien engaño, era una lección oral sobre Borges para adolescentes de dieciséis años, por supuesto que les resultó una presentación aburrida.-
Tal vez haya modificado un poco los adjetivos en esta anécdota pero, sepan entender, fue sólo con el fin de que suene más emocionante.
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